Unos meses antes, mi abuela me había dado un colgante de plata bastante grande simplemente porque no le cabía en un joyero en el que se emperraba en guardarlo junto a otros objetos similares. Sólo me dijo que era de plata y aguamarinas y que me iba a quedar bien.
Nunca le he dado mayor importacia a tener esta joya, pero lo cierto es que me ha acompañado durante varias mudanzas sin ser algo a lo que haya prestado demasiada atención ni haya tenido demasiado interés en conservar, así que al final lo he tomado como amuleto y ahora me gusta la idea.
Colgante de plata y aguamarinas que me gusta conservar como amuleto. |
Llegó el momento y pasadas un par de semanas, no más, una noche cualquiera estando en duermevela la vi sentada a mi lado. Me acabé de despertar del todo y me quedé patidifusa. Tenía unos 20 años menos que cuando murió, el pelo largo y negro y me miraba serena y feliz. Se acercó para tocarme e instintivamente me tapé con las sábanas de manera brusca y cerré los ojos muy fuerte, hasta oír los latidos de mi corazón asustado. No dormí en toda la noche.
Tapándome e ignorando lo visto sólo conseguí no saber qué trataba de decirme, pero supe en ese momento que la vida no termina con la muerte, y no creo que haya enseñanza más trascendente que esa. Sobre todo cuando eres una cría que todavía juega (secretamente) con muñecas. ;)
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada